Reptan buscando…¿buscan o encuentran?
Casi unos con el sustrato. Diríanse su encarnación .
Bosques someros, praderas apenas intuidas…mundos a escalas diferentes.
El tapiz vegetal me acoge. Dulce, suave almohada para mi dureza. Eres caricia, eres tan tierna…blandura. Apenas son agua tus dedos, izados hacia mi rostro. ¿Quién acaricia a quién?
Encarnada en los pechos de mi amante.
La tierra es dura. Pero hay una interfase que la hace próxima a nosotros, organismos blandos y acuosos. Musgos.
Acrocárpicos. Crecimiento apical con su célula tetraédrica, arcano origen mitótico.
Capacidad de crecimiento indefinido, durante mucho tiempo. Crean turberas.
Lloré cuando por primera vez probé la dureza de la tierra: no, esta no es mi madre…¿dónde está la acuosa acogida que esperaba…?Tardé en reencontrarte, y no fuiste humana: la suave blandura de los musgos del bosque…sobre ellos recuesto mi cabeza, acaricio sus corpúsculos sagrados, cuna de la reproducción primitiva de las especies.
El tetraedro apical es la fuente del crecimiento.
Talo laminar o folioso.
Rizoides, cauloides y filoides. Primitivas formas expansivas.
Arquitectura de la vida. Formas simples. Geometría. Esferas, tetraedros, pirámides mitóticas que generan.
El inicio de la vascularización. Primeras raíces. Primeros tejidos.
Talo laminar. Cauloides, rizoides. En tierras húmedas.
Dicotomía: la división más sencilla.
Me uno a ti.
Me divido.
Dos de uno, uno de dos.
La Gran Palabra: simbiosis. Lo que persiguen los humanos desde hace milenios: la unión profunda, física y química, que hace uno de dos. Unidad morfológica y fisiológica de dos seres, un alga y un hongo, diferenciados pero que no pueden vivir uno sin otro: el liquen.
Cristales de colores para los líquenes: sustancias liquénicas, únicas: ácidos alifáticos, quinonas.
Son los pioneros: los primeros seres en colonizar un hábitat.
Gelatinosos
Crustáceos
Foliosos
Fruticulosos
Micobionte y ficobionte.
Te penetro.
Yo en tí.
Tú en mi.
Sonries.
Rojo, rojo, rojo en verde. Filamentos casi nematódicos.
Geles de agar nutritivo en su pared celular.
O impregnadas de carbonato cálcico, duras pero amorosas en sus arrecifes de coral.
No os importa que os vea. Me rodeáis, con vuestros dedos filiformes, una caricia de agua. ¡Estamos aquí…! ¡Déjate querer…no nos abandones! ¿Dónde mejor que entre nosotras…? ¿Acaso no ves que somos las arterias del agua?
Del rojo al azul pasando por el verde. Clorofilas, carotenos, xantofilas y ficobilinas: ficoetrina para las rojas. Ficocianina para las azules.
Unicelulares, filamentosas o laminares.
Cualquiera de sus células puede generar órganos reproductores.
Te pregunté un día, Madre, si el agua sangraba: suaves ondulaciones rojas me rodeaban. Me dijiste que no; que el agua no sangra; que era la red capilar de la matriz del agua.
Algas pardas. Los pigmentos fotosintéticos abundan: clorofilas, xantofilas. Se crean tejidos: primitivos sistemas vasculares, células de reserva, células especializadas en la síntesis.
Formas hermosas, macroscópicas estructuras.
Bentónicas o flotantes criaturas, mecidas por la marea, en la interfaz de los mundos.
Caricias de agua. Me sumerjo. Talos glutinosos rozan mi piel. Caricias lascivas de manos de agua.
Sueño que eres tú.
Organismos con mayor capacidad fotosintética: contienen clorofilas, xantofilas y carotenos. La energía se puede ahora captar en una mayor amplitud del espectro. La pared celular, de celulosa y pectina. Algas sifonales, células formando filamentos, sin tabicación. Comunidades.
Agua dulce, unidas al sustrato. Pero se inicia la exploración: también pueden vivir en tierras periódicamente húmedas. Hacia nuevos ambientes.
…por qué lo hicisteis…por qué salisteis de la madre acuosa…os disculpo, desde el sufrimiento del ser terrestre que añora la primitiva esencia…porque entonces el mundo era inocente, nuevo, fértil. Os perdono la osadía de la aventura porque era inocente, sin culpa…
Ahora yo, desde el mundo seco de la tierra culpable, de la degeneración, os entiendo…pero también os odio.
Las algas de las aguas dulces en reposo, o tal vez levemente agitadas.
Viven aferradas al sustrato. Se agitan con el suave balanceo de la matriz acuosa. Fuera, decaen, como marionetas informes, a pesar de su pared celular calcificada. Pero en el agua son livianas, gráciles criaturas.
Cabelleras del agua, verticiliadas criaturas de vaiven tan leve que el mecer de una madre no lo iguala.
Veo sus cabellos salvajes, ordenados ahora por el leve fluir del río.
Cabellera del agua…
Su Vida Secreta 